Todo esto debería ayudarnos a no reaccionar con odio, para no entrar en aquella espiral de violencia que tanto temía Helder Cámara. Habrá que hacer justicia, por supuesto. Pero sin que llamemos justicia al placer de hacer daño: porque entonces estaríamos poniéndonos al mismo nivel humano que los autores de los atentados de París.
José I, González Faus